Mi niño juega con muñecas... ¿Qué hago?
“Mi hijo de 4 años ve todas las películas de Barbie.”
“A mi hijo le encanta jugar con mi maquillaje.”
“Mi hijo juega con muñecas, y le encanta jugar al té con sus hermanas.”
¿Qué sucede con el niño que prefiere juegos estereotipados como “femeninos”? ¿Será un indicio sobre su identidad sexual? ¿Es una señal de alarma?
Típicamente cuando un niño juega con muñecas, a la cocina o se disfraza de princesa, por muy modernos que sean los padres, se ponen nerviosos. Aunque muchos saben que es normal, en el fondo preferirían que jugaran al fútbol o con sus cochecitos.
Recuerdo una ocasión en que una mamá vino a verme muy preocupada porque su hijo menor (de 4 o 5 años) le tomaba sus anillos, quería maquillarse, y cuando iban al mercado le pedía que le comprara juguetes “de niña”, a lo que nunca accedió. Su esposo rechazaba al niño – jamás permitiría que eso sucediera en su casa – y constantemente lo comparaba con su hermano mayor, que sí jugaba fútbol con él, y le decía cosas como: “No quiero niñitas en mi casa,” “Lloras como niña…”
Ambos padres temían que el niño se volviera homosexual. Y sin darse cuenta, lo que estaban haciendo era que el niño no se sintiera aceptado, y más aún, que rechazara su identificación con papá. Me lo comentó así mismo durante una sesión: “Yo jamás quiero ser como mi papá…”
El que una niña juegue con coches o un niño quiera maquillarse no significa nada en particular. Sin embargo, la carga que el adulto asigna a estas elecciones y su forma de actuar puede llegar a tener un peso muy grande.
Durante el primer septenio (hasta los 7 años) los niños aprenden jugando. A través del juego representan lo que están viviendo en casa y en su entorno. Es muy natural y sano que usen muñecos y muñecas para proyectar lo que ven, que jueguen a “la casita”, al perrito y a todo lo que han visto que les llama la atención o que quieren incorporar a sus vidas. Lo que hay que procurar en esta edad es que tengan mucho tiempo para que jueguen y creen libremente. Mediante el juego los niños proyectan y procesan su realidad.
Como mamá/papá necesitas estar presente y atento a qué está diciendo a través del juego. ¿Está necesitando nutrirse más de alguno de sus padres? ¿Qué cosas no está pudiendo digerir o asimilar? El juego es un elemento importantísimo en su desarrollo.
Con este pequeño que me fue a visitar, y con sus padres, trabajé durante varias sesiones. Su juego no tenía una connotación sexual, como sus padres temían. Sin embargo sí reflejaba un apego más fuerte a mamá, quien le proveía seguridad y más aceptación, y temor, rechazo y enojo contra papá. En una sesión el niño descargó toda su ira sobre un peluche, y ese niño frágil acabó rompiéndolo en pedazos.
En las siguientes sesiones, trabajando con el padre, salió su miedo a sentir, a ser sensible. Al conectar con este aspecto de sí mismo se dio cuenta de que podía sentir sin dejar de ser hombre, y desde este lugar comenzó a conectarse con su hijo, a jugar con él en sus términos. Su hijo nunca se interesó en el fútbol, pero aprendieron a disfrutar de ir al parque juntos y armar casas de Lego.
El niño siguió jugando con anillos y muñecas durante algún tiempo. Sus padres siguieron preparándose y consultándome a lo largo de mucho tiempo, más en un espíritu de seguir creciendo que por necesidad terapéutica. Trece años más tarde, hoy disfruta de salir con sus amigos y amigas a fiestas, tiene novia, y el tiempo de jugar con muñecas ya pasó. Muchos amigos de sus padres comentan lo sano y equilibrado que es este joven sensible, conversador y seguro de sí mismo.
El que un niño o una niña use un juguete que sea considerado del otro género, no influye en la formación de su identidad sexual. Sin embargo, los mensajes que mamá y papá transmitimos sí tienen un impacto en cómo se relacionará con los miembros del mismo sexo, con el sexo opuesto y con su propia sexualidad.
Comparto algunas indicaciones puntuales sobre qué hacer con tu hijo(a) en cuanto al juego y los roles de género:
- No hay tal cosa como juegos o juguetes de género. Nunca reprendas a tu hijo(a) por elegir un juego “de niño” o “de niña”.
- No obligues a tu hijo(a) a jugar a algo que no desea o que no le interesa. Permite que juegue a lo que quiere.
- Está presente. Date cuenta de qué es lo que está incorporando a través del juego, desde las habilidades motoras hasta su inteligencia emocional. Entra a su mundo sin juzgarlo, sé parte de él.
- Si te incomoda el juego que tu hijo(a) elige, esto se debe a tus propios temores en cuanto a la identidad de género. Te recomiendo que busques a un profesional para que puedas expresar tus inquietudes y procesar lo que te esté pasando. Esto te ayudará a crecer y a saber cómo acompañar y guiar a tu hijo(a) de la mejor manera.
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